viernes, 30 de marzo de 2012

The Hunger Games: La revolución está en marcha


Si de algo se ha encargado Hollywood en este último tiempo es de derrumbar cualquier tipo de expectativa en torno a un futuro que, según sus poco ocurrentes mentes, será de todo menos lindo.
Es que ya sea gracias a un virus que convierte a la gente en zombie, una invasión alienígena o un cataclismo de magnitudes bíblicas, los seres humanos estamos destinados a partir de este mundo en forma masiva y bastante dolorosa, o quedarnos para comernos unos a otros y ser explotados por el gobierno dictatorial de turno.
“Los Juegos del Hambre” (The Hunger Games) es la adaptación cinematográfica del primer libro de la exitosísima trilogía literaria homónima, creada por Suzanne Collins en el año 2008, que presenta un mundo post-apocalíptico en el que Estados Unidos ha desaparecido del mapa para dar lugar a una región conocida como Panem (vocablo probablemente extraído de la frase en latín “Panem et circenses” que significa “Pan y circo).
Y si bien en Panem no abunda el pan, algo que sobra es el circo. Y uno muy sangriento por cierto, ya que todos los años se celebran “Los Juegos del Hambre”, una especie de reality televisado y de visión obligatoria para todos los habitantes, en el que un chico y una muchacha de entre 12 y 18 años de cada uno de los doce distritos que conforman la nación, deberán enfrentarse en un combate a muerte hasta que sólo uno quede en pie.
Tanta saña del gobierno para con sus súbditos tiene un por qué: hace bastante tiempo atrás, el distrito 13 (posteriormente eliminado mediante esa costumbre tan estadounidense de bombardear todo lo que se le opone) se rebeló en contra de sus opresores.
Una vez sofocada la revuelta, las autoridades de Panem decidieron que todos los años cada distrito iba a sacrificar a dos de sus hijos para mantener sus niveles de esperanzas lo más por el suelo posible, y a modo de recordatorio de lo que no deberían volver a intentar.
Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) es una de las habitantes del distrito 12 (el más pobre del país) que decide presentarse como voluntaria para evitar que su indefensa hermana menor, Primrose (Willow Shields), sea masacrada en la arena.
El tributo masculino que acompañara a “Catnip” es Peeta Mellark (Josh Hutcherson) quien desde chico está enamorado de ella lo cual será rápidamente aprovechado para venderlos a la teleaudiencia como los “amantes trágicos” y así tratar de conseguir el favor de los auspiciantes.
La otra punta del infaltable triángulo amoroso es Gale Hawthorne (Liam Hemsworth), el mejor amigo de Katniss e inmejorable compañero de caza, que siente como se le retuercen las tripas cuando la ficticia parejita comienza a propiciarse arrumacos, aunque más no sea para satisfacer la voracidad del público.
El filme de Gary Ross, director que hasta ahora poseía “Alma de Héroes” (Seabiscuit) como cinta más destacada, termina siendo una adaptación correcta, pero nada más. Aquellos que se dejaron atrapar por los libros saldrán de la sala con un sabor de boca bastante agridulce ya que faltan personajes y detalles trascendentales que hicieron de la novela una saga cautivante.
Ross no le presta atención a esos monólogos internos de Katniss, tan abundantes en la obra literaria, que acercan al lector a los variados y, a veces, encontrados sentimientos de la muchacha. Quizá sea por esto que la empatía entre el espectador y el personaje representado por Jennifer Lawrence no termine de ser completa.
Como siempre, sobresaliente el trabajo de Stanley Tucci, en la piel del presentador televisivo Caesar Flickerman, y también destacados son los aportes de Elizabeth Banks y Woody Harrelson dando vida a la extravagante Effie Trinket y al borrachín Haymitch Abernathy.
En definitiva, una cinta demasiado correcta que se esfuerza por seguir los lineamientos principales de la historia, pero que por eso mismo no llega a deslumbrar al público general y, mucho menos, al que sucumbió ante los encantos del papel.
El éxito de taquilla hará que nadie se quede con las ganas de ver, en pantalla grande, el desenlace de esta espectacular historia. Sólo esperemos que las próximas entregas sean un poco más acordes a las posibilidades que brinda el relato de Suzanne Collins.
¡Qué empiecen los septuagésimo cuartos juegos del hambre! Y que la suerte esté siempre, siempre, de vuestro lado…

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